Ya que tengo carro, y no me olvido de los pobres (ese es el dicho, no les estoy diciendo pobres), llevo a mi amigo Meis al Departamento del Trabajo y Recursos Humanos en Humacao. Como es de esperar, en ese lugar hay que esperar bastante, y mi amigo coge su numero y con calma esperamos en una esquina como prostitutas. Todo el mundo esta hablando, aunque no parece una gallera, al menos no oyes el aire acondicionado ni la respiración forzada de los gordos y cuando Meis está próximo a ser llamado rompe esta única vieja a hablar... no no, a GRITAR mierdas.
El Señor te quiere, busca de El. El Salvador viene pronto, tienen tiempo, porque si ya hubiese venido que muchos hubiesen sido los malditos...etc
Ya saben la rutina. Curiosamente, todos en la sala de espera se callaron mientras que yo seguí diciendo idioteces como "Calcúta, damas y caballeros" en un tono moderado, no gritando pero suficientemente alto para que algunas personas cercanas escucharan.
Justo cuando estoy por hacerle señales a Meis para que avance, para aprovechar y cogerla en su apogeo, el dice "That's it!" en referencia a que terminó su papeleo, nos dirigimos a la puerta de salida, donde mismo esta sentada la vieja, la miro a los ojos, hago una leve parada de 1 segundo y digo:

"YA! Shhhhh, a nadie le importa, cállese y no joda mas" y sigo caminando.
Aparentemente no mucha gente estaba en desacuerdo conmigo ya que nadie me miro mal ni dijo nada. Pero si aprendí algo de esto, es que hay que joder a estos infelices que se creen pastores deambulantes. No les dejen pasar una, eso es alteración a la paz, la gente no quiere escucharlo y no tienen que sentirse obligados tampoco.
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